lunes, 16 de marzo de 2015

Prácticas de relajación (II)


En anteriores reuniones practicamos el relax externo, interno y mental. En estos tipos de relax trabajamos, básicamente, con los músculos y con las sensaciones internas. Pero, a partir de ahora, haremos un trabajo un poco diferente. Se trata de aprender a adiestrar las imágenes mentales. "Son las imágenes las que movilizan tensiones e, igualmente, estas imágenes pueden movilizar relajaciones" (del libro "Autoliberación").

Ilustración del libro "Autoliberación". (CC BY-NC-SA 4.0)
Una imagen interesante de aprender es la de la "experiencia de paz", donde imaginamos una esfera transparente que bajando desde lo alto, entra en nuestra cabeza y baja hasta el corazón. Entonces se va experimentando una sensación expansiva, como si la esfera fuera creciendo hasta los límites del cuerpo.

Cuando la sensación llega a todo el cuerpo aparece una sensación de calidez y luminosidad, junto con emociones y recuerdos positivos. En ese estado podemos permanecer unos minutos. Luego hacemos retroceder la sensación lentamente hasta volver al pecho, elevando la esfera hasta la cabeza y terminar donde empezamos.






Imágenes libres

Después de hacer un relax podemos practicar el siguiente ejercicio: dejamos correr las imágenes que nos van apareciendo, imágenes de la vida cotidiana: en relación con otras personas, en el trabajo, el hogar, el lugar de estudios, con los amigos, con la familia...

Observamos que algunas imágenes nos provocan malestar, alguna tensión muscular. Simplemente las dejamos correr sin hacer nada más. Después las anotamos. Se puede repetir varias veces hasta detectar cuáles son esas tensiones.
Ilustración del libro "Autoliberación". (CC BY-NC-SA 4.0)
El interés de este trabajo es descubrir que imágenes nos provocan tensión y en qué partes del cuerpo se expresan con más fuerza.

Dirección de imágenes

El siguiente ejercicio empieza también con un relax y luego vamos dejando correr libremente las imágenes, observando aquellas que provocan tensión muscular.

Pero, esta vez, cuando aparezca la imagen tensa vamos a intentar detenerla, visualizarla bien, observar en qué puntos del cuerpo se ha producido la tensión. Luego, sin olvidar la imagen, reteniéndola en la mente, relajamos los músculos. Nos relajamos completamente. Repetimos si es necesario hasta que desaparezca la tensión.

Conversión de imágenes tensas cotidianas

Este último ejercicio se basa en esa capacidad que hemos comentado que tienen las imágenes de crear tensión muscular y también de su capacidad de ayudar a relajarnos.

En primer lugar, tomamos nota de nuestras tensiones cotidianas. Hacemos un repaso de nuestras actividades en la vida diaria, observamos cómo son las relaciones con otras personas en el trabajo, el hogar, con la familia, etc. Hay personas o situaciones que nos provocan malestar o tensión. Revisamos mentalmente todo eso.

Después empezamos con un relax profundo y luego vamos recordando esas personas o situaciones que nos molestan o producen tensión. Detenemos las imágenes... y vamos poco a poco relajando los músculos. Esta vez añadimos otro ingrediente: ponemos imágenes que cambien la situación en otra más favorable. Por ejemplo, si se trata de una persona que nos provoca malestar, tratamos de observar sus puntos positivos. Aún en las situaciones más difíciles podemos encontrar cosas positivas.


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