jueves, 27 de noviembre de 2014

La regla de oro: “Tratar a los demás como quieres que te traten”


La regla de oro está relacionada con el principio de solidaridad: "Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas". Este principio es de grandes consecuencias porque lleva a una apertura, a una comunicación positiva con los otros seres humanos. Sabemos que el encerramiento en uno mismo, genera problemas más o menos graves. El llamado "egoísmo" puede reducirse precisamente a un problema de encerramiento y falta de comunicación. El principio otorga importancia al hecho de ir positivamente hacia los otros.

La enseñanza sobre la acción solidaria es una de las más antiguas de la humanidad. La Regla de Oro no impone una conducta, ofrece un ideal y un modelo a seguir al par que nos permite avanzar en el conocimiento de nuestra propia vida.


En el Diccionario humanista se escribe sobre la Regla de Oro: "principio moral, muy difundido entre diversos pueblos, revelador de la actitud humanista". Damos a continuación algunos ejemplos.
Platón: “Que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me hicieran a mí”. 
Confucio: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran”. 
En el judaísmo: “Lo que no quieras para ti no lo hagas a tu prójimo”. 
En el cristianismo: “Todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. 
Entre los sikhs (Punjab): “Trata a los demás como tú quisieras que te trataran”. 
En el Nuevo Humanismo se dice: "trata a los demás como quieres que te traten".

Veamos el siguiente caso:

Un discípulo preguntó a Confucio: "¿Cuál es el hombre bueno?" El maestro respondió: "Puedes llamar hombre bueno al que ves por sus acciones buenas. Si un gobernante se desvive por su pueblo y solo hace por él, puedes llamarlo bueno. Pero más que bueno es santo aquél que se fortalece primero en el conocimiento y luego lo da a otros. Aquel que consigue beneficios y luego lo da a otros. Aquél que hace con otros aquello que quisiera que hicieran con él. Por ello, sin ser gobernante cualquier súbdito puede ser santo en su medida y esto no depende de su rango ni de sus posesiones".


Reflexiones:


1)  ¿Qué trato uno requiere de los demás?  Observe qué requiere uno en la relación con su medio inmediato, con su familia, con su pareja, con sus amigos, en su trabajo, etc.

2) ¿Qué trato uno está dispuesto a dar a los demás? Igual que en el punto anterior, observe qué trato uno está dispuesto a dar a los demás en su medio inmediato, con su familia, con su pareja, con sus amigos, en su trabajo, etc.

3)  Compare los puntos anteriores y saque conclusiones.

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