Esto quiere decir que, si impulsados por un objetivo desacomodamos toda nuestra vida, el logro del
resultado buscado se verá sometido a numerosos accidentes y aún, si
efectivamente se consigue, tendrá amargas consecuencias.
Si, para obtener
dinero o prestigio, desacomodamos nuestra salud, sacrificamos nuestra gente
querida, nos despreocupamos de otros valores, etc., es posible que surjan tales
accidentes, que no logremos el resultado buscado. En otros casos, puede ser que
lo obtengamos pero ya no habrá salud para disfrutarlo, ni seres queridos con
quienes compartir, ni otros valores que nos den sentido.
“Las cosas están bien cuando marchan en
conjunto” y esto es así, porque nuestra vida es un conjunto que requiere
equilibrio y desarrollo adecuado, no parcial. Si bien hay cosas más importantes
que otras, cada persona debería tener una verdadera escala de valores para que
lo primario, lo secundario, lo terciario, pudieran cumplirse proporcionalmente.
Con la fuerza que debe aplicarse a cada cosa de acuerdo a la importancia
fijada, todas marcharían en verdadero conjunto.
Ilustremos lo explicado con una leyenda en la que las acciones
desproporcionadas producen efectos desastrosos:
Cuatro magos vivían en
amistad. Tres de ellos alcanzaron una gran instrucción pero carecían de juicio.
El otro aborrecía la instrucción, pero su razonamiento era excelente. Uno de
los magos dijo: “¿De qué vale el juicio sin instrucción? Podrá saberse qué es
bueno y qué es malo, pero no cómo hacer una cosa u otra”.
Para ilustrar lo
dicho, el menor de ellos comentó: “Mañana debemos estar
en Persépolis pero hay hasta allá una gran distancia, de manera que en un día
nuestros camellos no podrán recorrerla, pero con nuestra instrucción podremos
hacerlo”.
Entonces, le pidieron
al juicioso que acercara uno de los camellos y así uno estiró sus piernas hasta
la altura de una casa del silencio, el otro amplió sus lomos de manera que los
cuatros cupieran en otras tantas jorobas y el restante mago se preocupó de
darle al animal un cuello tan largo que pudiera divisar a la distancia
cualquier punto de interés.
A la mañana siguiente,
montaron sólo tres, porque el mago juicioso dijo: “Mejor tres que cuatro cuando
los problemas se suman”.
Y los tres magos
montaron riendose del temeroso.
La carrera comenzó a gran velocidad, pero al
poco tiempo, no hubo agua que pudiera colmar la sed de semejante animal. Para
colmo las fuertes areniscas daban en la cabeza altísima del enorme monstruo, de
tal manera que en lugar de erguirla debía colocarla como serpiente que va
veloz tras su presa.
Así, debilitado el
camello y desequilibrado por la anormal postura de su cuello, terminó cayendo
como una torre a la que le fallan los cimientos.
Triste fue el regreso
de los magos, pero afortunadamente, el juicioso los esperaba para
reconfortarlos.
Sea como fuere, no
llegaron a tiempo al lugar propuesto y perdieron sus negocios.
Otro día, los cuatro
encontraron un animal muerto y queriendo probar al juicioso, el valor de la
instrucción, dijeron:
“Ea, hagamos algo por
este pobre león muerto. Pero ahora pongámonos los tres de acuerdo a fin de que
todas las partes coincidan bien y en un conjunto razonable, porque aquel asunto
del camello fue habilidad de cada uno, pero no de los tres”.
El primero, entonces
dijo: “Yo sé cómo unir el esqueleto”.
El segundo dijo: “Yo
puedo suministrar piel, carne y sangre”.
El tercero dijo: “Yo
puedo darle vida”. De este modo, el primero juntó el esqueleto, el segundo
proporcionó piel, carne y sangre. Y mientras el tercero intentaba darle vida,
el mago aconsejó contra esto, observando:
“Este es un león. Si tu le das vida,
matará a cada uno de nosotros”.
-¡Simplón! -dijo el
otro-, yo seré el que reduzca tu buen juicio a nada.
-En
este caso, espera un momento, mientras yo me trepo a este árbol.
Cuando hubo hecho
esto, aquél dio vida al león, y éste se levantó y mató a los tres y luego que
el león se hubo retirado, el mago juicioso, bajó del árbol y se fue a su casa.
Reflexion:
- Examinar momentos en la vida de uno en los que no hayamos tenido en cuenta el principio.
- Imaginar cómo mejoraría la vida de uno, teniendo en cuenta el principio.
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