En la reunión del pasado miércoles, hicimos una lectura del capítulo I del libro "Cartas a mis amigos", de Silo, titulado: Sobre
la crisis social y personal en el momento actual. En base a este texto, que fue escrito en 1991, intercambiamos sobre los cambios, avances y retrocesos que percibimos en la sociedad en estos 20 años.
1. La situación actual
Desde el comienzo de su
historia la humanidad evoluciona trabajando para lograr una vida mejor. A pesar
de los avances hoy se utiliza el poder y la fuerza económica y tecnológica para
asesinar, empobrecer y oprimir en vastas regiones del mundo destruyendo además
el futuro de las nuevas generaciones y el equilibrio general de la vida en el planeta.
Un pequeño porcentaje de la humanidad posee grandes riquezas mientras las
mayorías padecen serias necesidades. En algunos lugares hay trabajo y
remuneración suficiente, pero en otros la situación es desastrosa. En todas
partes los sectores más humildes sufren horrores para no morirse de hambre.
Hoy, mínimamente, y por el solo hecho de haber nacido en un medio social todo
ser humano requiere adecuada alimentación, sanidad, vivienda, educación,
vestido, servicios... y llegando a cierta edad necesita asegurar su futuro por
el tiempo de vida que le quede. Con todo derecho la gente quiere eso para ella
y sus hijos, ambicionando que estos puedan vivir mejor. Sin embargo, esas
aspiraciones de miles de millones de personas hoy no son satisfechas.
2. La alternativa de un mundo mejor
Tratando de moderar los
problemas comentados, se han hecho diferentes experimentos económicos con
desparejos resultados. Actualmente se tiende a aplicar un sistema en el que
supuestas leyes de mercado regularán automáticamente el progreso social,
superando el desastre producido por las anteriores economías dirigistas. Según
este esquema las guerras, la violencia, la opresión, la desigualdad, la pobreza
y la ignorancia, irán retrocediendo sin producirse mayores sobresaltos. Los
países se integrarán en mercados regionales hasta llegar a una sociedad mundial
sin barreras de ningún tipo. Y así como los sectores más pobres de los puntos
desarrollados irán elevando su nivel de vida, las regiones menos avanzadas
recibirán la influencia del progreso. Las mayorías se adaptarán al nuevo
esquema que técnicos capacitados, u hombres de negocios, estarán en condiciones
de poner en marcha. Si algo falla, no será por las naturales leyes económicas
sino por deficiencias de esos especialistas que, como sucede en una empresa,
tendrán que reemplazarse todas las veces que sea necesario. Por otra parte, en
esa sociedad “libre” será el público quien decida democráticamente entre
diferentes opciones de un mismo sistema.
3. La evolución social
Dada la situación actual y la
alternativa que se presenta para el logro de un mundo mejor cabe reflexionar
brevemente en torno a esa posibilidad. En efecto, se han realizado numerosas
pruebas económicas que han arrojado desparejos resultados y frente a ello se
nos dice que el nuevo experimento es la única solución a los problemas
fundamentales. Sin embargo, no alcanzamos a comprender algunos aspectos de esa
propuesta. En primer lugar aparece el tema de las leyes económicas. Al parecer
existirían ciertos mecanismos, como en la naturaleza, que al jugar libremente
regularían la evolución social. Tenemos dificultades para aceptar que cualquier
proceso humano y, desde luego el proceso económico, sea del mismo orden que los
fenómenos naturales. Creemos, por lo contrario, que las actividades humanas son
no-naturales, son intencionales, sociales e históricas; fenómenos éstos que no
existen ni en la naturaleza en general ni en las especies animales. Tratándose
pues de intenciones y de intereses, tampoco tenemos por qué suponer que los
sectores que detentan el bienestar estén preocupados por superar las
dificultades de otros menos favorecidos. En segundo lugar, la explicación que
se nos da respecto a que siempre hubo grandes diferencias económicas entre unos
pocos y las mayorías y que, no obstante esto las sociedades han progresado, nos
parece insuficiente. La Historia nos enseña que los pueblos avanzaron
reclamando sus derechos frente a los poderes establecidos. El progreso social
no se produjo porque la riqueza acumulada por un sector luego haya desbordado
automáticamente “hacia abajo”. En tercer lugar, presentar como modelo a
determinados países que operando con esa supuesta economía libre hoy tienen un
buen nivel de vida, parece un exceso. Esos países realizaron guerras de
expansión sobre otros, impusieron el colonialismo, el neo colonialismo y la
partición de naciones y regiones; recaudaron en base a la discriminación y la
violencia y, finalmente, absorbieron mano de obra barata, al tiempo que
impusieron términos de intercambio desfavorables para las economías más
débiles. Podrá argumentarse que aquellos eran los procedimientos que se
entendían como “buenos negocios”. Pero si se afirma eso, no podrá sostenerse que
el desarrollo comentado sea independiente de un tipo especial de relación con
otros pueblos. En cuarto lugar, se nos habla del avance científico y técnico y
de la iniciativa que se desarrolla en una economía “libre” En cuanto al avance
científico y técnico ha de saberse que este opera desde que el hombre inventó
la maza, la palanca, el fuego y así siguiendo, en una acumulación histórica que
no parece haberse ocupado mucho de las leyes del mercado. Si, en cambio, se
quiere decir que las economías abundantes succionan talentos, pagan
equipamiento e investigación y que, por último, son motivadoras por una mejor
remuneración, diremos que esto es así desde épocas milenarias y que tampoco se
debe a un tipo especial de economía sino sencillamente a que en ese lugar
existen recursos suficientes con independencia del origen de tal potencialidad
económica. En quinto lugar, queda el expediente de explicar el progreso de esas
comunidades por el intangible “don” natural de especiales talentos, virtudes
cívicas, laboriosidad, organización y cosas semejantes. Este ya no es un
argumento sino una declaración devocional en la que se escamotea la realidad
social e histórica que explica cómo se han formado esos pueblos.
Desde luego, tenemos mucho
desconocimiento para comprender cómo es que con semejantes antecedentes
históricos podrá sostenerse este esquema en el futuro inmediato pero eso forma
parte de otra discusión, la discusión en torno a si existe realmente tal economía
libre de mercado, o si se trata de proteccionismos y dirigismos encubiertos que
de pronto abren determinadas válvulas allí donde se sienten dominando una
situación y cierran otras en caso contrario. Si esto es así, todo lo que se
agregue como una promesa de avance quedará reservado sólo a la explosión y
difusión de la ciencia y de la tecnología, independientemente del supuesto
automatismo de las leyes económicas.
4. Los futuros experimentos
Como ha sucedido hasta hoy,
cuando sea necesario se reemplazará el esquema vigente por otro que “corrija”
los defectos del modelo anterior. De ese modo y, paso a paso, continuará
concentrándose la riqueza en manos de una minoría cada vez más poderosa. Es
claro que la evolución no se detendrá, ni tampoco las legítimas aspiraciones de
los pueblos. Así es que en poco tiempo serán barridas las últimas ingenuidades
que aseguran el fin de las ideologías, las confrontaciones, las guerras, las
crisis económicas y los desbordes sociales. Desde luego que tanto las
soluciones como los conflictos se mundializarán porque ya no quedarán puntos
desconectados entre sí. También hay algo seguro: ni los esquemas de dominación
actuales podrán sostenerse, ni tampoco las fórmulas de lucha que han tenido vigencia
hasta el día de hoy.
5. El cambio y las relaciones entre las personas
Tanto la regionalización de los
mercados como la reivindicación localista y de las etnias, apuntan a la
desintegración del Estado nacional. La explosión demográfica en las regiones
pobres lleva la migración al límite del control. La gran familia campesina se
disgrega desplazando a la generación joven hacia el hacinamiento urbano. La
familia urbana industrial y post industrial se reduce al mínimo, mientras las
macrociudades absorben contingentes humanos formados en otros paisajes
culturales. Las crisis económicas y las reconversiones de los modelos
productivos hacen que la discriminación irrumpa nuevamente. Entre tanto, la aceleración
tecnológica y la producción masiva dejan obsoletos a los productos en el
instante de entrar en el circuito de consumo. El reemplazo de objetos se
corresponde con la inestabilidad y el desplazamiento en la relación humana. La
antigua solidaridad, heredera de lo que en algún momento se llamó
“fraternidad”, ha terminado por perder significado. Los compañeros de trabajo,
de estudio, de deporte, y las amistades de otras épocas toman el carácter de
competidores; los miembros de la pareja luchan por el dominio, calculando desde
el comienzo de esa relación cómo será la cuota de beneficio al mantenerse
unidos, o cómo será la cuota al separarse. Nunca antes el mundo estuvo tan
comunicado, sin embargo los individuos padecen cada día más una angustiosa
incomunicación. Nunca los centros urbanos estuvieron más poblados, sin embargo
la gente habla de “soledad”. Nunca las personas necesitaron más que ahora del
calor humano, sin embargo cualquier acercamiento convierte en sospechosa a la
amabilidad y la ayuda. Así han dejado a nuestra pobre gente, ¡haciéndole creer
a todo infeliz que tiene algo importante que perder y que ese “algo” etéreo, es
codiciado por el resto de la humanidad! En esas condiciones, se le puede contar
este cuento como si se tratara de la más auténtica realidad...
6. Un cuento para aspirantes a ejecutivos
“La sociedad que se está
poniendo en marcha, traerá finalmente la abundancia. Pero aparte de los grandes
beneficios objetivos, ocurrirá una liberación subjetiva de la humanidad. La
antigua solidaridad, propia de la pobreza, no será necesaria. Ya muchos están
de acuerdo en que con dinero, o algo equivalente, se solucionarán casi todos
los problemas; por consiguiente los esfuerzos, pensamientos y sueños, estarán
lanzados en esa dirección. Con el dinero se comprará buena comida, buena
vivienda, viajes, diversiones, juguetes tecnológicos y personas que hagan lo
que uno quiera. Habrá un amor eficiente, un arte eficiente y unos psicólogos
eficientes que arreglarán los problemas personales que pudieran quedar y que
más adelante terminarán de resolver la nueva química cerebral y la ingeniería
genética.”
“En esa sociedad de abundancia
disminuirá el suicidio, el alcoholismo, la drogadicción, la inseguridad ciudadana
y la delincuencia, como hoy ya muestran los países económicamente más
desarrollados (?). También desaparecerá la discriminación y aumentará la
comunicación entre las personas. Nadie estará aguijoneado por pensar
innecesariamente en el sentido de la vida, en la soledad, la enfermedad, la
vejez y la muerte porque con adecuados cursos y alguna ayuda terapéutica, se
logrará bloquear esos reflejos que tanto han detenido el rendimiento y la
eficiencia de las sociedades. Todos confiarán en todos porque la competencia en
el trabajo, en el estudio, en la pareja, terminará por establecer relaciones
maduras.”
“Finalmente, las ideologías
habrán desaparecido y ya no se utilizarán para lavar el cerebro de la gente.
Por cierto que nadie impedirá la protesta o la disconformidad con temas
menores, siempre que para expresarse se pague a los canales adecuados. Sin
confundir la libertad con el libertinaje, los ciudadanos se reunirán en números
pequeños (por razones sanitarias) y podrán expresarse en lugares abiertos (sin
perturbar con sonidos contaminantes o con publicidad que afee al “municipio”, o
como se llame más adelante)”.
“Pero lo más extraordinario
ocurrirá cuando ya no se requiera de control policial sino que cada ciudadano
sea alguien decidido que cuide a los demás de las mentiras que pudiera tratar
de inculcar algún terrorista ideológico. Esos defensores tendrán tanta
responsabilidad social que acudirán presurosos a los medios de comunicación en
los que encontrarán inmediata acogida para alertar a la población; escribirán
brillantes estudios que serán publicados inmediatamente y organizarán foros en
los que formadores de opinión de gran cultura esclarecerán a algún desprevenido
que todavía pudiera quedar a merced de las fuerzas oscuras del dirigismo
económico, del autoritarismo, la antidemocracia y el fanatismo religioso. Ni
siquiera será necesario perseguir a los perturbadores porque con un sistema de
difusión tan eficiente nadie querrá acercarse a ellos para no contaminarse. En
el peor de los casos, se los ‘desprogramará’ con eficacia y ellos agradecerán
públicamente su reinserción y el beneficio que les producirá reconocer las
bondades de la libertad. A su vez, aquellos esforzados defensores, si es que no
están enviados específicamente para cumplir esa importante misión, serán gente
común que podrá salir así del anonimato, ser reconocida socialmente por su
calidad moral, firmar autógrafos y, como es lógico, recibir una merecida
retribución.”
“La Compañía será la gran
familia que favorecerá la capacitación, las relaciones y el esparcimiento. La
robótica habrá suplantado al esfuerzo físico de otras épocas y trabajar para la
Compañía desde la propia casa, será una verdadera realización personal.”
“Así, la sociedad no necesitará
de organizaciones que no estén incluidas en la Compañía. El ser humano que
tanto ha luchado por su bienestar, finalmente habrá llegado a los cielos.
Saltando de planeta en planeta habrá descubierto la felicidad. Instalado allí
será un joven competitivo, seductor, adquisitivo, triunfador y pragmático
(sobre todo pragmático)... ¡ejecutivo de la Compañía!”
7. El cambio humano
El mundo está variando a gran
velocidad y muchas cosas que hasta hace poco eran creídas ciegamente ya no
pueden sostenerse. La aceleración está generando inestabilidad y desorientación
en todas las sociedades, sean estas pobres u opulentas. En este cambio de
situación, tanto las dirigencias tradicionales y sus “formadores de opinión”,
como los antiguos luchadores políticos y sociales, dejan de ser referencia para
la gente. Sin embargo, está naciendo una sensibilidad que se corresponde con
los nuevos tiempos. Es una sensibilidad que capta al mundo como una globalidad
y que advierte que las dificultades de las personas en cualquier lugar terminan
implicando a otras aunque se encuentren a mucha distancia. Las comunicaciones,
el intercambio de bienes y el veloz desplazamiento de grandes contingentes
humanos de un punto a otro, muestran ese proceso de mundialización creciente.
También están surgiendo nuevos criterios de acción al comprenderse la
globalidad de muchos problemas, advirtiéndose que la tarea de aquellos que
quieren un mundo mejor será efectiva si se la hace crecer desde el medio en el
que se tiene alguna influencia. A diferencia de otras épocas llenas de frases
huecas con las que se buscaba reconocimiento externo, hoy se empieza a valorar
el trabajo humilde y sentido mediante el cual no se pretende agrandar la propia
figura sino cambiar uno mismo y ayudar a hacerlo al medio inmediato familiar,
laboral y de relación. Los que quieren realmente a la gente no desprecian esa
tarea sin estridencias, incomprensible en cambio para cualquier oportunista
formado en el antiguo paisaje de los líderes y la masa, paisaje en el que él
aprendió a usar a otros para ser catapultado hacia la cúspide social. Cuando
alguien comprueba que el individualismo esquizofrénico ya no tiene salida y
comunica abiertamente a todos sus conocidos qué es lo que piensa y qué es lo
que hace sin el ridículo temor a no ser comprendido; cuando se acerca a otros;
cuando se interesa por cada uno y no por una masa anónima; cuando promueve el
intercambio de ideas y la realización de trabajos en conjunto; cuando
claramente expone la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexión en un
tejido social destruido por otros; cuando siente que aún la persona más
“insignificante” es de superior calidad humana que cualquier desalmado puesto
en la cumbre de la coyuntura epocal... cuando sucede todo esto, es porque en el
interior de ese alguien comienza a hablar nuevamente el Destino que ha movido a
los pueblos en su mejor dirección evolutiva, ese Destino tantas veces torcido y
tantas veces olvidado, pero reencontrado siempre en los recodos de la historia.
No solamente se vislumbra una nueva sensibilidad, un nuevo modo de acción sino,
además, una nueva actitud moral y una nueva disposición táctica frente a la
vida. Si se me apurara a precisar lo enunciado más arriba diría que la gente,
aunque esto se haya repetido desde hace tres milenios, hoy experimenta novedosamente
la necesidad y la verdad moral de tratar a los demás como quisiera ser tratada.
Agregaría que, casi como leyes generales de comportamiento, hoy se aspira a:
- una cierta proporción, tratando de ordenar las cosas importantes de la vida, llevándolas en conjunto y evitando que algunas se adelanten y otras se atrasen excesivamente;
- una cierta adaptación creciente, actuando a favor de la evolución (no simplemente de la corta coyuntura) y haciendo el vacío a las distintas formas de involución humana;
- una cierta oportunidad, retrocediendo ante una gran fuerza (no ante cualquier inconveniente) y avanzando en su declinación;
- una cierta coherencia, acumulando acciones que dan la sensación de unidad y acuerdo consigo mismo, desechando aquellas que producen contradicción y que se registran como desacuerdo entre lo que uno piensa, siente y hace.
No creo que sea el caso
explicar por qué digo que se está “sintiendo la necesidad y la verdad moral de
tratar a los demás como uno quiere ser tratado”, frente a la objeción que pone
el hecho de que así no se actúa en estos momentos. Tampoco creo que deba
alargarme en explicaciones acerca de lo que entiendo por “evolución”, o por
“adaptación creciente” y no simplemente por adaptación de permanencia. En cuanto
a los parámetros del retroceder o avanzar frente a grandes o declinantes
fuerzas, sin duda que habría que contar con indicadores ajustados que no he
mencionado. Por último, esto de acumular acciones unitivas frente a las
situaciones contradictorias inmediatas que nos toca vivir o, en sentido
opuesto, desechar la contradicción, a todas luces aparece como una dificultad.
Eso es cierto, pero si se revisa lo comentado más arriba se verá que he
mencionado todas estas cosas dentro del contexto de un tipo de comportamiento
al que hoy comienza a aspirarse bastante diferente del que se pretendía en
otras épocas.
He tratado de anotar algunas
características especiales que se están presentando correspondientes a una
nueva sensibilidad, una nueva forma de acción interpersonal y un nuevo tipo de
comportamiento personal que, me parece, han rebasado la simple crítica de
situación. Sabemos que la crítica es siempre necesaria, ¡pero cuánto más
necesario es hacer algo diferente a lo que criticamos!
21 de febrero de 1991
PRÓXIMA REUNIÓN:
Miércoles 4 de septiembre a las 20:00 horas
Tema:
"Meditación
sobre el sentido de la vida"
C/ Ponferrada, 4 local (Barrio del Pilar) junto a bar Pichy - 28029 Madrid
Metro Peñagrande
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