El pasado 7 de septiembre realizamos un taller sobre duplicación de originales a través de moldes. Desde el primer molde que se conoce, el molde caldeo de arcilla, usado en Mesopotamia, a la fabricación de moldes de escayola y silicona a partir de cajas.
El contexto de estos
talleres no es el de la producción artística ni el de la fabricación de piezas.
El interés de estos trabajos está en recrear la experiencia del ser humano en
la “domesticación” de los materiales y en la observación del cambio que eso
producía en su propio mundo interno. Desde ese punto de vista para nosotros
serán relevantes los siguientes elementos:
·
El modo de poner la cabeza: “El desarrollo de la permanencia,
pulcritud y tono son lo primario, lo fundamental. El trabajo con los
Oficios es un trabajo que hace poner la cabeza de manera más meditativa, de
manera reflexiva y actúa en la copresencia. Es un trabajo acerca de las
copresencias. Trabaja con las relaciones, un modo de poner la cabeza”.
· El rescate de registros y miradas antiguas propias del
proceso evolutivo humano: “Desde la conservación del fuego hasta su
producción, aprendiendo como elevar su temperatura y aplicarlo en la creación
de objetos mediante el empleo de los hornos, no son hitos solamente externos,
son también la manifestación de los procesos internos, de relaciones y
comprensiones nuevas en el ser humano. Esos hitos se ven en los mitos
universales en la base de las diferentes culturas. El trabajo con la materia y
los hornos es la forma de acercarnos a ese proceso histórico, rescatando
registros y miradas antiguas”.
·
La creación de un ámbito sicofísico (el taller) donde la
prioridad es el proceso interno del operador: “El Taller no es solamente un
espacio físico sino también de relaciones, de aprendizaje en conjunto. El espacio físico va recibiendo y
respondiendo a la “carga” afectiva y mental que vamos transmitiendo. Esto no es
una cosa de “otro mundo”, es una reflexión de un ámbito que vamos creando en
conjunto, o no. Históricamente el Taller ha jugado un rol de mucha importancia
en la transmisión de los Oficios; de la manera de trabajar, de la transmisión
de experiencia y conocimientos, códigos y una forma de hacer las cosas. Nuestra forma tiene el interés primario del
proceso interno de las personas y eso “marca” nuestro Taller, diferente de un
taller artístico o comercial”.
· Lo producido se evalúa
en cuanto reflejo del tono, pulcritud y permanencia del operador: “Las
producciones que se van acumulando y saliendo del Taller son reflejos de la
permanencia, pulcritud y tono de las personas que están ahí trabajando”.
La duplicación de objetos llega con
el descubrimiento de la fundición de los metales. Hasta entonces todas las
figuras que se hacían eran originales.
Los hombres hacían figuras y
utensilios principalmente en madera y piedra. Y los fabricaban tallando o
esculpiendo esos materiales, es decir, quitando trozos por golpes, cortes o
pulido, hasta conseguir la forma deseada. Es decir, hasta que la forma del
material coincidía con la forma que el autor tenía en su cabeza, que imaginaba.
Como podemos suponer, el trabajo era muy lento y costoso.
Cuando el ser humano descubre la
fundición de los metales se encuentra con un material muy duro y resistente
que, sometido a altas temperaturas es líquido y cuando enfría adopta una forma
que mantiene. El hombre ya conocía los metales, ya que alguno de ellos (oro,
plata, cobre,….) se encuentra en la naturaleza en pequeños trozos metálicos.
También conocía la cerámica y sabía cómo la arcilla húmeda es plástica, cuando
se seca se endurece y sometida a 800 º de temperatura la forma se hace
permanente y aguanta el calor. Tenía ya las herramientas para poder jugar con
las materias y las formas. Descubrió que podía dar fácilmente una forma en un
material blando como la cera y que luego, manteniendo la forma podía sustituir
la materia por otra más dura como el metal. Para ello inventó los moldes.
El trabajo con los moldes es en
realidad una gimnasia mental, un ejercicio con la imaginación, con las
imágenes. Primero imaginamos una figura, le damos forma en un material blando,
imaginamos que el espacio alrededor de esa figura, lo que no es la figura, está
lleno de materia y lo que es la figura lo imaginamos vacío (para eso fundimos
la cera y la sacamos completamente), ya tenemos el molde. Después llenamos ese
vacío con el metal líquido que ocupa todo el espacio y adopta la forma
original. Basta romper el molde y en su interior aparecerá la forma conocida pero
en una nueva materia.
El primer molde que se utilizó se
llama molde caldeo porque apareció por primera vez en Caldea, hacia el VI
milenio antes de nuestra era. Se hacía rodeando la figura de cera con pegotes
de arcilla blanda, adaptándolos perfectamente a la superficie de la imagen (sin
deformarla) que quedaba encerrada en una masa de arcilla. Se deja secar, se
funde y saca la cera y se cuece la arcilla. El molde está listo para volcar en
su interior el metal fundido.
Posteriormente se empezaron a hacer
moldes con materiales como el yeso o la escayola que mezclados con agua tienen
consistencia líquida y que, cuando secan, mantienen el volumen, cosa que no
sucede con la arcilla que al secar se contrae, más cuanta más agua tuviera. Al
trabajar con líquido la fabricación del molde era más rápida y más precisa ya
que el líquido copia mejor la superficie de la figura original. Por otra parte,
necesitamos hacer una caja o contenedor que contenga ese molde en forma líquida
hasta que endurezca. Y ese es el primer paso. Necesitamos imaginar y luego
hacer una caja que pueda contener la figura original dejando un espacio
alrededor de la figura de al menos 1 cm. como pared del molde, salvo por una de
las caras donde debe quedar un orificio para que luego entre el metal líquido.
PRÓXIMO TALLER:
Sábado 28 de septiembre a las 11:00 horas
Tema:
Moldes y fundido de peltre
Lugar: afueras de Tres Cantos.
Más información: proyectoshumanistas@yahoo.es
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