Vivimos un momento tan complejo a tantos niveles (social, económico, climático, bélico…) que el estado actual de muchos de nosotros es de inestabilidad, siendo la situación actual de gran indeterminación, porque es difícil saber por dónde van a derivar los acontecimientos.
Actualmente, los líderes que están marcando el destino del planeta (ya ni siquiera de un país o una sociedad concreta) tienen una media de edad de 70 años, es decir, pertenecen a generaciones cuyo paisaje de formación les inculcó unos valores, unos modelos y unas prioridades que nada tienen que ver con el momento actual. El nuevo paisaje, por otro lado, que está dando forma a las generaciones de niños, niñas y jóvenes que pintarán el futuro es un paisaje tecnológico, interconectado y mundializado de una manera que nada tiene que ver con ese paisaje de hace 70, 60 o 50 años…
Según un informe de UNICEF basado en su proyecto «La infancia en transformación», los jóvenes de todo el mundo se han sentido ignorados a la hora de buscar soluciones a las emergencias. Ellos también tienen un punto de vista sobre el mundo en que vivimos y sus necesidades, una mirada muy interesante porque ellos y ellas son las nuevas generaciones, son la mirada del futuro…
Por ello, en Ventanas abiertas, abrimos una ventana de escucha a los jóvenes y hemos realizado una encuesta para saber cómo han vivido la pandemia, que temas les preocupan y qué pueden aportar para cambiar y mejorar las cosas.
Hemos elaborado una encuesta para varias franjas de edad. Una primera para niños, niñas, adolescentes y jóvenes de entre 10 y 20 años de edad. La segunda será para jóvenes de entre 21 a 34 años.
Y una tercera para saber qué percepción tienen los adultos sobre los jóvenes y sobre los que piensan y sientes.
Agradecemos muchos que podáis contestar esta encuesta, de cara a nuestra próxima revista dedicada a a los jóvenes, que se titulará «La mirada del futuro».
SER JOVEN PARA CEAR VIDA
ResponderEliminarSer joven para mí significó ser dueña de mi presente y desafiar el destino, aceptando las circunstancias que me tocó vivir, sin envidias, sin rencores.
Ninguno de los que estamos aquí, en este tiempo y en este espacio, pudimos decidir en qué año nacer, en qué país nacer, qué padres tener,... Nadie dispuso ni eligió su hardware.
Tenemos que aprender que la circunstancia del presente y del futuro no está dado ni por la buena ni por la mala suerte ni por los padres, ni por el cuerpo, ni por el vecino, ni porque le caí bien o mal a la maestra de matemáticas me va a acreditar o a desaprobar; en cambio, sí tiene que ver mucho la circunstancia que yo establezca en mi vida.
El punto número uno, ser joven significa ser dueño de nuestro presente, yo me hago dueño de mí mismo, voy a liberarme de las ataduras del pasado. Somos dueños de nuestra vida, pero para ello necesitamos liberarnos de nuestros complejos y de nuestros prejuicios, de nuestros rencores, de las cuentas por cobrar que hemos atesorado durante nuestra vida.
Que no seamos esos prisioneros que decidimos quedarnos encadenados cuando teníamos la posibilidad de ser libres. Nuestra libertad no está cegada por muros y adobes. Que tengamos la osadía de quien se libera y camina hacia la luz, aun en medio de la oscuridad y de las proyecciones aterradoras que se nos dice que vamos a vivir en el futuro cercano. Para ser joven siempre hay que salir de la cárcel de las imágenes que hemos construido de nosotros mismos y permitirnos componer una nueva melodía en la que nuestro ser florezca y se embriague nuestra plenitud.
SER JOVEN PARA CEAR VIDA
ResponderEliminarSer joven para mí significó ser dueña de mi presente y desafiar el destino, aceptando las circunstancias que me tocó vivir, sin envidias, sin rencores.
Ninguno de los que estamos aquí, en este tiempo y en este espacio, pudimos decidir en qué año nacer, en qué país nacer, qué padres tener,... Nadie dispuso ni eligió su hardware.
Tenemos que aprender que la circunstancia del presente y del futuro no está dado ni por la buena ni por la mala suerte ni por los padres, ni por el cuerpo, ni por el vecino, ni porque le caí bien o mal a la maestra de matemáticas me va a acreditar o a desaprobar; en cambio, sí tiene que ver mucho la circunstancia que yo establezca en mi vida.
El punto número uno, ser joven significa ser dueño de nuestro presente, yo me hago dueño de mí mismo, voy a liberarme de las ataduras del pasado. Somos dueños de nuestra vida, pero para ello necesitamos liberarnos de nuestros complejos y de nuestros prejuicios, de nuestros rencores, de las cuentas por cobrar que hemos atesorado durante nuestra vida.
Que no seamos esos prisioneros que decidimos quedarnos encadenados cuando teníamos la posibilidad de ser libres. Nuestra libertad no está cegada por muros y adobes. Que tengamos la osadía de quien se libera y camina hacia la luz, aun en medio de la oscuridad y de las proyecciones aterradoras que se nos dice que vamos a vivir en el futuro cercano. Para ser joven siempre hay que salir de la cárcel de las imágenes que hemos construido de nosotros mismos y permitirnos componer una nueva melodía en la que nuestro ser florezca y se embriague nuestra plenitud.