El punto de vista de estos talleres es profundizar en la historia del fuego y los materiales en relación al proceso humano, al desarrollo del pensamiento, las imágenes y la memoria. Un aprendizaje que se fue reflejando en mitos que ayudaron a fijar la memoria colectiva, además de desarrollar una espiritualidad.
Introducción
Hemos dado un vistazo a
la etapa de “recolectores y cazadores de barros y fuegos” y llevamos varios
talleres profundizando en la línea fría del taller: la producción de objetos y
sus copias. Y vamos a adentrarnos en los vidrios rudimentarios.
La duplicación de
objetos llega con el descubrimiento de la metalurgia, de la fundición de
metales. Hasta entonces, todas las figuras que se hacían eran originales. La
madera, la piedra, la cera, el hueso o el metal se tallaban o esculpían hasta
que la forma del material coincidía con la forma que habían imaginado.
Pero no solo fundieron
metales, también aprendieron a fundir el vidrio. Aunque el trabajo con vidrio ya
se experimentó, asociado a la cerámica, en épocas muy antiguas, como
3.500-3.200 años antes de nuestra era, en los esmaltes vitrificados de los
egipcios predinásticos.
Más tarde, con las fundiciones,
se da un salto. Lo interesante es que en los lugares donde se trabajó el hierro
y el vidrio parece que hubo una ampliación de la conciencia, registros que amplificaron
los sentidos, un tono alto y muy atento (se trata de altas temperaturas),
imágenes con chispa, inspiradoras.
Moldes y colada de
barbotina
El mes de septiembre estuvimos
preparando moldes del tipo tacel, es
decir, con dos partes, para copiar figuras volumétricas. En una
segunda parte vamos a crear figuras huecas de barbotina a partir de esos moldes.
Repasemos un poco, en
los moldes siempre trabajamos con los vacíos, el molde es el reverso, el complemento
del objeto que copiamos y requiere poner la cabeza de una forma abstractiva que
nos permita imaginar el resultado final. Es un trabajo muy mental.
Partimos de
una figura de cera o de un original, de los cuales sacamos moldes con dos partes.
El siguiente paso es rellenar esos moldes con barbotina, que consiste en polvo de
arcilla mezclado con agua, resultando una especie de arcilla líquida.
El molde de escayola
tiene la propiedad de absorber el agua. De manera que, cuando llenamos el molde
con el material líquido, la escayola va absorbiendo el agua y la barbotina se
ira endureciendo. Cuando lleva 5 minutos volcamos la barbotina y quedará una
capa. Dependiendo del tiempo que dejemos el material dentro del molde la capa
será más o menos gruesa. Cuando separemos los dos taceles tendremos una
figurita hueca, que dejaremos secar para meter más tarde en el horno.
Atender muy bien al
tiempo que dejamos la barbotina dentro del molde. Si es demasiado poco, puede
quedar una figura excesivamente fina y si esperamos demasiado quedará maciza.
Preparamos la barbotina
mezclando arcilla con agua al 40%. Hay que batir y formar una especie de
emulsión[1]. Podemos
añadir un poco de carbonato sódico que sirva como defloculante[2]. En el
último taller, explícabamos: “La consistencia de la barbotina no debe
ser muy líquida, como un chocolate espeso, pero manteniendo siempre su punto de
humedad. Si hay mucha agua se cuarteará pronto y si es muy espesa no hará bien
el positivo del molde (…) El vertido se hará en sucesivas capas, para darle el
suficiente grosor, a medida que se va secando y removiendo y balanceando
despacio en todos los sentidos para cubrir toda la superficie del molde”.
Cuando terminemos con
los taceles, la idea es preparar un molde de escayola mezclada con cuarzo[3] para
fundir vidrio en el próximo taller y
empezar a experimentar con este nuevo material.
[1] Emulsión = Dispersión de un líquido en otro no miscible con él. La emulsión de aceite en agua.
[2] La defloculación consiste en provocar la
dispersión de partículas de la pasta de arcilla y formar una emulsión y que
ésta se mantenga por mucho tiempo. Ese proceso se favorece introduciendo un
electrolito en la mezcla, que sería el carbonato sódico. Defloculante de 0,1 a
0,3%.
[3] 50% escayola, 50% cuarzo, 100%
agua.
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