jueves, 5 de octubre de 2017

La fuerza de la no violencia


Gloria López | Cientos de personas han celebrado en la madrileña plaza de la Remonta el Día internacional de la No violencia.
2 de octubre de 2017. Globos naranjas, pancartas, cintas de Moebius. Música, risas de niños y un calmo murmullo, saludaban al entrar a la plaza de la Remonta, en el madrileño barrio de Tetuán. Gentes de distintas edades, procedencias y sensibilidades dieron testimonio de la No violencia, no solo de su historia, sino de su necesidad y de su futuro.

Voluntarios de barrios como Vallecas, Hortaleza, Barrio del Pilar, La Latina, Carabanchel, Lavapiés, Usera, Legazpi, y de ciudades como Alcobendas o Alcalá de Henares, prepararon el lugar. Un espacio que se fue cargando con el afecto de cada uno de los que llegaba a mostrar su rechazo a toda forma de violencia. “Con la que está cayendo, no es fácil abrir un espacio en la propia vida a la comunicación y el encuentro con otros”, dijo María González Galeano, de la Asociación Humanista Entrevecinos de Tetuán, en la apertura del evento, “por eso tenemos que agradecer a todas las personas que hoy estamos aquí, valorar el aporte genuino de cada cual, y el aprendizaje que vamos haciendo todos en conjunto”. En el acto participaron también organizaciones como La Paz, de Alcobendas, Abnae al Araieche be Almahjar y Fundación Alulbeyt España, y la emisora de radio Planeta Latino, que retransmitió el evento.
Ángel Pascual, desde La Comunidad para el Desarrollo Humano, organismo que hizo suya la celebración del día de la no violencia, desde que hace 10 años la ONU decidiera conmemorar de este modo el nacimiento de Ghandi, señaló que el objetivo es crear “una cultura de paz y no violencia en el mundo”, es “instalar una conciencia a la que la violencia le provoque repugnancia”.

De este modo se iniciaban unas intervenciones que han denunciado los distintos tipos de violencia y su manifestación en el ámbito familiar, educativo, laboral, social, personal, espiritual y político, y que también han descrito los atributos de la no violencia. “Conviene resaltar aquello que va, aquello que abre posibilidades y nos anima a construir”, dijo Virginia López, de La Comunidad. “Y es que, bien pensado, creo que la mayoría de la gente no queremos la violencia”.


Íñigo Gómez Plácito y Jessica Navarro denunciaron el “crecimiento de fanatismos” y la “confrontación entre las diferentes culturas”, y llamaron a la convergencia de la diversidad. Desde Convergencia de las Culturas, junto con varios colectivos, se ha constituido una mesa de trabajo para llevar adelante una acción conjunta: una Mesa de Diálogo entre Culturas.
La no violencia está inspirada en una profunda espiritualidad: ese “sustrato”, que nutre las mejores aspiraciones de los seres humanos y que hoy se ve cercada por una cultura materialista, individualista y pragmática. “Hoy, más que nunca, siento la necesidad de recuperar ciertas experiencias significativas” que se encuentran en esa “profundidad de cada uno de nosotros”, testimoniaba Rosa Cimas, de la Comunidad del Mensaje de Silo de Alcobendas. “De este modo cogeremos fuerza para transformar escudos y violencia en inteligencia conjunta y bienestar”.
El crecimiento del armamentismo y la guerra, el cierre de fronteras frente a la inmigración y los refugiados, la destrucción del medio ambiente y la concentración del poder económico y político cada vez en menos manos fueron denunciados por Pablo Martín, representante del Partido Humanista en el ámbito internacional.
José Álvarez describió las pinceladas que definen la política humanista, poniendo el foco en asuntos fundamentales como la redistribución de los recursos, la democracia real, la defensa de sectores de la población especialmente discriminados como son las mujeres, los jóvenes y los inmigrantes. “El cambio se producirá cuando la gente comience a entender que el individualismo es el gran cómplice de este sistema. Cuando los anhelos, las aspiraciones, los problemas y las preocupaciones de mi vecino sean también las mías”, enfatizó.


UNA SEÑAL DESDE EL FUTURO
“Lanzamos hoy una señal que esperamos sea escuchada y compartida. También una invitación para que sean muchos los que se unan a esta propuesta. Porque, como decía Ortega, para esta misión “todos somos pocos”. Y nos comprometemos a no abandonar. A no resignarnos. A no rendirnos. Porque vale la pena”.
Suave y verdadero, el mensaje de la no violencia se expresó con fuerza en la Remonta. Un ámbito de gente muy diversa, atenta y conectada, lo acogía, amplificándolo. La celebración del 2 de octubre nos dio, de este modo una experiencia válida a la que recurrir. Una de esas experiencias que se gestan en la profundidad y se abren en la hermosa diversidad humana desde el futuro.





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