Este
Principio destaca en forma figurada la oposición de las situaciones. Sin
embargo, tal oposición podrá ser conciliada si se modifica el punto de vista
con respecto al problema.
El
excesivo calor del verano, hace pensar compensatoriamente en el frío del
invierno y a la inversa. Toda situación difícil hace evocar o imaginar a su
antagónica, pero una vez en ella, vuelve la disconformidad. Entonces, la
compensación nos lleva a su punto opuesto. Allí donde aparezca el sufrimiento,
la compensación se pondrá en marcha, pero no por ello el sufrimiento mismo será
vencido.
Es
muy distinto el punto de vista y el comportamiento frente a las dificultades,
por parte de quien está orientado por un sentido de vida definido. Si alguien
cree que su vida tiene un sentido y que todo lo que le sucede sirve a su
aprendizaje y perfeccionamiento en esa dirección, los problemas que le
aparezcan no tenderán a ser eludidos compensatoriamente, sino que los asumirá
descubriendo también en ellos alguna utilidad. El frío del invierno será
aprovechable y también el calor del verano y cuando cada uno se presente, esa
persona dirá: "¿En qué se oponen las estaciones, si ambas me sirven"?
Hubo un
varón llamado Job, recto y temeroso de Jehová; su prole y su riqueza eran
grandes y en todo estaba sujeto a la voluntad de Dios.
Un día
vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales
vino también Satán, el maligno. Y dijo Jehová a Satán: "¿De dónde vienes?". Y respondiendo Satán dijo: "de rodear la tierra y de andar por
ella". Y Jehová dijo a Satán:
"¿No has considerado a Job, que no hay otro tan justo en la tierra?".
A lo que replicó Satán: "Al trabajo
de sus manos has dado bendición y su hacienda y sus hijos han crecido.
Más, extiende ahora tu mano, y toca a todo lo
que tiene y verás si no te blasfema en tu rostro". Jehová
permitió entonces, que pusiera el maligno su mano sobre toda posesión de Job,
más no sobre su persona.
Entonces
los hijos de Job fueron muertos por unos salteadores; el fuego consumió a sus
ovejas, los caldeos robaron sus camellos, y un gran viento derrumbó su casa.
Sabedor de
todo aquello, Job hizo duelo y cayendo en tierra dijo: "Desnudo salí del vientre de mí madre y desnudo tornaré allá.
Jehová me dio y Jehová me quitó, vendita sea su voluntad".
Entonces,
Satán pidió permiso a Dios para tocar a Job y Jehová se lo dio a condición de
que no tomara su vida.
Hirió a
Job una sarna desde la planta de su pie hasta la mollera de su cabeza. Y tomaba
una teja para rascarse con ella, sentado en medio de ceniza.
Así,
durante años la aflicción y la enfermedad cayeron sobre la cabeza de Job, y su
mujer en la distancia le gritaba:
-"¿Aún retienes tu simplicidad? ¡Bendice
a Dios y muérete!- "A lo que Job respondía:
-"Recibimos el bien de Dios, ¿por qué no
habremos de recibir su mal? Santo es su nombre y su voluntad".
También
sus amigos y conocidos se apartaron y fueron numerosos los que habiendo sido
reconfortados por él en su momento, le dijeron: "Males y bienes se reparten en la vida pero quien sino un pecador
y un hipócrita puede recibir tanto mal. Porque hay malos que gozan beneficios y
hay buenos del mismo modo. También malos y buenos reciben la ira de Dios en sus
cabezas, pero no hay quienes sufran del cielo tanto mal, a cambio de alabanza,
¿o es Jehová injusto?". A esto respondió Job: "No soy yo quien pueda juzgar los designios de Jehová. El me dio,
él me quitó, bendita sea su voluntad".
Entonces
Jehová atendió a Job y aumentó al doble todas las cosas que de él habían sido.
Y vinieron
a él todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que antes le habían
conocido y comieron con él pan en su casa y condoliéronse de él y consoláronle
de todo el mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dio una
pieza de moneda, y un zarcillo de oro.
Y bendijo
Jehová la postrimería de Job más que su principio, porque tuvo catorce mil
ovejas, y seis mil camellos y mil yuntas de bueyes y mil asnas. Y tuvo
siete hijos y tres hijas. Y no se
hallaron mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra. Y después
de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a las hijas de sus
hijos, hasta la cuarta generación.
Y Job,
dijo entonces: "Jehová me quitó,
Jehová me dio, bendita sea su voluntad".
Reflexión:
- Anotar situaciones, personales o sociales, donde
no se cumpla este principio, es decir, donde ante una dificultad se da una
respuesta compensatoria, pero la contradicción permanece.
- Por otro lado, anotar situaciones donde se cumpla, es decir, se da una respuesta que supera la contradicción.
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