Los días 6 y 8 de agosto de 1945 cayeron dos bombas
nucleares en Japón, una sobre la población de Hiroshima, la otra sobre la de
Nagasaki.
Murieron alrededor de 166.000 personas en Hiroshima y 80000
en Nagasaki, calcinadas por la explosión.
Innumerables han sido las muertes y los efectos secundarios
producidos por las bombas en los años posteriores. Innumerables los que aún
siguen manifestándose.
En conmemoración de estos hechos y para que no se vuelvan a
repetir, en el 6 de agosto de cada año, se realizan en multitud de ciudades de
todo el mundo actos rememorativos.
Hoy, de nuevo, se hace presente la necesidad de la
prohibición de las armas nucleares de todo tipo
Algunos poderosos dan la espalda a las necesidades de los pueblos. Parece que pretenden hacer retroceder a su pueblo y al mundo a los peores momentos de la guerra fría.