En el poema
de Gilgamesh se dice:
«Tú, Aruru, que creaste a la
humanidad, crea ahora una copia de Gilgamesh: este hombre a su debido tiempo lo
encontrará y mientras luchen entre ellos Uruk vivirá en paz». La diosa Aruru,
cuando oyó este ruego, imaginó en sí misma una imagen del dios Anu, humedeció
sus manos, amasó un bloque de arcilla, modeló sus contornos y formó al valiente
Enkidu, el héroe augusto, el campeón del dios Ninurta»...
Muchas
culturas tienen mitos de dioses alfareros, dioses creadores de la humanidad a
partir del barro y del moldeado… como Aruru, uno de los muchos nombres de la
diosa madre.
Esto da idea
de la importancia de este material.
La arcilla
es uno de los materiales que ha acompañado al ser humano desde más antiguo. En
el Paleolítico, se fabricaron las primeras esculturas de pequeñas diosas de la
fertilidad. En el Neolítico, vasijas y recipientes para agua y comida, hornos…
En la primera civilización, que fue la sumeria, se inventó la escritura sobre
tablillas de barro cocido… y así siguiendo.
Todas las
culturas han manejado el barro cocido. Al principio secado al sol, cocido en
hogueras, luego en hornos que permitieron subir la temperatura e inventar la
cerámica…
En el taller
del fuego trabajamos la arcilla, el metal y el vidrio, tres materiales básicos.
Y los tres sirven para aprender a para atender.
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