Figuras de arcilla antes de su paso por el horno |
El pasado 2 de julio realizamos un taller donde cocimos figuras barro que se hicieron cerámica y preparamos moldes para bronce, tema del siguiente taller de septiembre. A continuación, los temas explicativos del taller, impartido por Javier Vilaplana y Olga Pardo.
Introducción a la cerámica
En todas partes podemos encontrar
barro o arcilla y casi todos los pueblos han conocido el uso y la producción de
la cerámica. En los mitos, en el Popol Vuh, nos hablan del barro cocido que no es arcilla
todavía, es el barro del Popol Vuh, el barro que utilizaron los Formadores; los
Anunciadores; la Abuela del alba; la Abuela del día para hacer al primer
hombre. Pero hicieron el primer hombre y empezaron las lluvias, entonces al
hombre de barro se le doblaban las piernas y se caían. Por tanto tuvieron que
hacer otro hombre. Eso es propio de una civilización pre-cerámica.
Con el barro pasa una cosa curiosa que no pasa con el vidrio
como en el metal que no cambian las características esenciales y en la cerámica
sí. Estás pasando arcilla o de la arcilla cocida a la cerámica que es otra cosa
físicamente. Cambian muchas de sus características. Cambia el sonido, cambia la
rigidez, cambia la permeabilidad, se produce un cambio de cualidad; en el
metal, no. Por eso a los metales y al vidrio se les puede dar forma después de
fundidos y con el barro la figura es anterior a la hornada.
Pero antes de que existieran los hornos para hacer cerámica y
para fundir metales, los homínidas tuvieron
que vérselas con el fuego del que no conocían nada y además temían. Al fuego
primero se conserva y después se produce. Claro, porque en la naturaleza
estaba ya el fuego. Entonces, el tema era disponer de él y ese fuego era como
un “regalo”. Todos frente al fuego huyen y estos homínidas frente al fuego se
acercan. La Naturaleza dice “huye”. Ellos se oponen y dicen: “acércate”. Este
hecho es extraordinario y alarmante. Si todos se asustan del fuego y nosotros
también, tratemos de manejar el fuego para asustar a todos. Y ya empezó la
gracia.