jueves, 27 de febrero de 2020

Cerámica raku y la hoguera primitiva



El trabajo con el fuego es un oficio. Un oficio que enseña a proporcionar internamente. Se va adquiriendo proporción interna gracias a ese trabajo externo mientras aparecen problemas de exactitud y de detalle. Se trabaja tratando de lograr pulcritud, proporción y orden al mismo tiempo que se va logrando permanencia.
La experiencia con los hornos se refiere a sustancias que se transforman.

En las cerámicas el fuego es esencial.

La cerámica primitiva no se cocía en hornos, sino en hogueras abiertas y hoyos en el suelo. Con el tiempo se añadieron elementos para contener y dirigir mejor el fuego: un muro de barro, niveles, techado… Pero este proceso no avanzó mucho más desde la Antigüedad hasta la Revolución Industrial. Hasta ese momento los hornos más avanzados eran los de China y Japón, que podían alcanzar temperaturas superiores 1.200º C, cosa imposible en los hornos occidentales de barro cocido.




El trabajo con la materia es el trabajo con uno mismo. Y nos proponemos cuidar tres intangibles: tono, permanencia y pulcritud. El tono es un modo de hacer las cosas, de manera reflexiva, con gusto e interés, sin compulsiones. La permanencia tiene que ver con que nos proponemos un plan y lo vamos siguiendo, sin salirnos de lo primario y resolviendo los problemas que van surgiendo. Y la pulcritud se desarrolla haciendo las cosas de forma ordenada, sin excesos, tratando de ser ordenados con la cabeza y con el ámbito.

La esencia del taller son los transformismos: de la arcilla a la cerámica (el cambio de cualidad), lo que entra en el horno y sale convertido en otra cosa y con otro aspecto (raku).

Hay procesos que evolucionan lentamente pero, en otros momentos, las cosas dan un salto y se transforman, pasando a otro estado de forma irreversible, sin vuelta atrás.

Qué podemos aprender

El paso a la cerámica es un proceso de secado, de sacar cosas de la materia (la humedad, el oxígeno) y quedarse con lo esencial.

Las piezas pueden romperse por choque térmico, exceso de humedad frente a la alta temperatura y la materia se rompe. O por burbujas que vienen de falta de amasado, no haber sacado bien el aire de la arcilla. Si forzamos al material hacia el calor antes de tiempo también puede estallar.

Entonces, pasos previos hechos de forma apresurada o la compulsión, la prisa, nos pueden llevar al accidente. Pero eso es también parte de la experiencia.

Hemos creado figuras que para cada uno tienen un significado, un sentido. Las hemos cuidado, las hemos hecho lo mejor que hemos sabido y ahora vamos a “arrojarlas” a la hoguera, debemos “soltarlas” y esperar que, siguiendo adecuadamente los pasos, todo salga bien y la pieza llegue al final, que cambie su cualidad, se transforme en cerámica y adquiera el color, el “traje” que queremos ponerle.


Como en toda experiencia, no solo aprendemos por lo que sale bien, también con lo que no sale y, sobre todo, por cómo lo enfrentamos.



Próximo taller: Conservación del fuego
14 de marzo | Río Jarama

2 comentarios:

  1. Buenos días. Hace algún tiempo un amigo, seguidor de Silo, y yo organizamos un taller de fuego en dos fases: mantenimiento del fuego durante una noche y elaboración de fuego mediante pirita y sílex.
    Quedé encantado y me gustaría retomar el estudio de los oficios del fuego. ¿Que horarios tenéis en el Barrio del Pilar para las reuniones?
    Gracias anticipadas

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    1. Hola, José. Acabo de ver tu mensaje (creo que me están fallando las notificaciones de comentarios). De momento, como imaginarás, tenemos todo el tema de los talleres cancelado, hasta que pase lo más crudo de la pandemia. Ahora estamos más centrados en otros temas. De todas formas, solemos estar los miércoles a las 19:30 horas. Escríbenos a: proyectoshumanistas@yahoo.es

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